¡El ser humano!; es ese ser que se cree
superior y a veces muy pequeño. Se cree omnipotente, y descubre que al menor
síntoma de inseguridad se siente desvalido y pequeñísimo. Tan individual y
global al mismo tiempo; todas estas cosas hacen que se sienta perdido, y
consecuentemente no le encuentra sentido a nada.
Probablemente la vida no tenga ningún sentido; el sentido se lo
demos nosotros, pues nuestra lógica nos ha hecho creerlo así.
Krishnamurti proclamaba que el individuo debe experimentar todo
por sí mismo. Los conocimientos adquiridos están muy bien, puesto que nos ayuda
en nuestro camino hacia la sabiduría; pero debido a la forma de actuar la
mente, todo se convierte en repetitivo y consecuentemente nos quedamos
inmovilizados en alguna creencia. El constante aprendizaje es lo que nos hace
cada vez ser más libre y más auténticos. Y para ello debemos ser muy consciente
del momento presente.
Quizás llegue un momento que me dé cuenta que el sentido de la
vida, sólo consiste en vivirla; y que todo lo demás lo podría llamar el sentido
de la mente, que es la que nos traduce el mundo real.
Es bueno tener un sentido para todo; es decir que todo tenga
significado para nosotros, pues ello aumenta la comprensión y la comprensión
está muy cercana a la quietud del alma. Pero esto no quiere decir que me
encuentre en el camino correcto.